Los que estan de chismosos

sábado, 13 de noviembre de 2010

Dos grandes montañas de un rojo muy ténue.

En ese rostro ya se han dibujado sonrisas. Su músculo compuesto de arterias bombea cada vez mas fuerte, y es cada vez mas grande, impulsa un líquido rojo llamado sangre, signos vitales de una hermosa existencia de vida. Un ente crece día a día. En su rostro habitan dos grandes montañas de un rojo muy tenue, suaves al tacto y rico para los labios al besar; dicen que son mejillas. Su inocencia aún es tambaleante, no tiene la fuerza física suficiente para mantenerse en pié, pero tiene un espíritu fuerte, tan nervudo, que te golpea con sus sonrisas y con sus miradas de admiración por tratar de entender el mundo que lo hacen explotar en gritos agudos. Desarrolló unos miembros tan bien parecidos; unas manos. Ahora ya sé para que se usan, con ellas te toma el cariño, te arranca suspiros, y te despelleja emociones al tocarte. Reconoce ya las palabras graves que lo llaman al final de una jornada de trabajo, las de su papá. Le emociona escuchar ladridos y tocar el pelo de un cuadrúpedo blanco, pequeño y gruñón. Al final del día cae rendido, nunca he visto tanta emoción en 20 años por conocer el mundo, deberíamos de aprender de él.

Llegada la noche, duerme en brazos de quien lo trajo a este mundo, creo que se vé aún mas hermoso, la seguridad que siente lo hace cerrar los ojos, dormir y soñar. Alejandro se llama, nosotros en cambio, le decimos Alito.